martes, 16 de noviembre de 2010

UNA MORRIÑA ETERNA

Ayer, ojeando distraídamente uno de los suplementos del Progreso, leí una entrevista con Ramón Chao, locutor, escritor y padre del cantautor José Manuel Arturo Tomás Chao (Manu Chao para los amigos y amantes de la música) en la que al ser preguntado sobre “un recuncho de Galicia”, contestó: “Bastavales”.
San Julián de Bastavales es una parroquia del ayuntamiento de Brión, límite con los ayuntamientos de Padrón y Rois y, por supuesto un recuncho de Galicia en el que se encuentra uno de los valles más luminosos, amplios y reconfortantes de nuestra comunidad, con su majestuosa iglesia del siglo XVII orientada hacia Occidente para poder divisar las torres de la Catedral Compostelana (algo imposible de ver aunque te pongas en lo más alto de la torre), y célebre por ser la protagonista de un poema de Rosalía de Castro, incluido en su libro Cantares Gallegos, de título Campanas de Bastavales
Siento una pasión especial por esa zona gallega porque en Bastavaliños, pequeña aldea de la parroquia de Bastavales, nací hace mucho tiempo y en Angueira de Castro, Angueira do Castro, Angueira del Castro… o como quieran llamarlo, viví durante cinco meses cada año desde mi nacimiento hasta cerca de los dieciocho años.
Es precisamente Angueira do Castro la aldea más recoleta, más auténtica, más acogedora de todo el oeste coruñés: con caminos de losa embutidos en altas parras, con casas balconadas de piedra amoldándose a la falda del monte, con agua que discurre por pequeños y limpios arroyos, con gente auténticamente maravillosa…
Y, si has llegado a Angueira no dejes de visitar el Castro Lupario (morada atribuida a la Reina Lupa) que nosotros, los oriundos, llamamos exclusivamente O Castro y allí siéntate al borde de un pequeño puente, ¿romano?, que atraviesa el Río Tinto, contempla las parceladas tierras de la Parroquia de Ribasar, el Pazo del Faramello en el que nació el escultor gallego más renombrado, José Gambino,  y, al fondo, el hermoso valle de la Maía con Bastavales en todo su esplendor.
Sin pretender abusar, te diré que te encuentras en la ruta del auténtico Camino Portugués y, si dispones de algún tiempo no dejes de visitar el Santuario de la Virgen de la Esclavitud y, por supuesto, como te habrá llegado la hora de comer, busca y encuentra Casa Ramallo, un restaurante situado a cuatro kilómetros de Padrón, en el Municipio de Rois… Te sorprenderá tan gratamente que volverás en más de una ocasión.
Si al final, no has quedado totalmente satisfecho de tu viaje, posiblemente sea debido a que no lo has saboreado convenientemente, como ocurre con el agua tónica…

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